Llorente, el arma de Simeone en el derbi ante el Madrid

No hay peor cuña que la de la propia madera. Ese es un dicho que ronda la cabeza del Cholo en los últimos días. Una cabeza llena de dudas. Si la semana antes del partido en San Mamés, Simeone tuvo claro cual sería su equipo, antes del Madrid sólo hay una cosa meridiana: no habrá pasillo del Atlético al campeón en el Metropolitano. Entonces, después del 0-0 ante el Granada y la eliminación ante el City, dio descanso a su equipo, tres días y medio, y regresó con las ideas muy claras: Koke suplente y una punta con Griezmann y Suárez. Regresaban Herrera y Giménez. De nada sirvió. El Athletic le pasó por encima a los rojiblancos de azul desde el primer minuto. 2-0. Esta semana con descanso el miércoles cada día es una prueba.

El primer día, nuevo tridente, Cunha-Griezmann-Correa. El segundo, ayer, muchos sistemas, pruebas, onces. En todas un hombre repite, el brasileño, en la búsqueda de ese Cunha de antes de la lesión ante el Levante, esguince de rodilla: cinco goles y dos asistencias en 642′. Ninguno desde que regresó. Cunha con otros. Uno, sorpresa. Uno, esa cuña de la misma madera: Marcos Llorente, arma antiMadrid del Cholo.

La confianza de Ancelotti en su primer Madrid

Porque Llorente se ha pasado la temporada viajando al lateral derecho, un lugar que le aleja del área, que le ha apagado, de las dobles figuras de la temporada pasada (13 goles y 12 asistencias) al cero, podría jugar en la punta, cerca del área, ese lugar donde su moto es letal. La línea de fondo, su zancada, el Llorente capaz de cambiar un partido que se llenó de bastos como aquel de Anfield en la prórroga. Simeone probó una punta inédita, con Llorente al lado de Cunha en un 4-4-2, el viejo abrigo de antes, con Oblak; Vrsaljko, Savic, Giménez, Lodi; Correa, Kondogbia, Koke y Carrasco. El regreso del capitán a la titularidad. El regreso de Savic tras sanción junto a Giménez, para volver a ser candado. Esa arma antiMadrid. Llorente.

El rojiblanco que es el mejor del equipo en recuperaciones en LaLiga según Olocip, el tercero en asistencias, el cuarto en pases hacia delante y el quinto en pases al hueco, en interceptaciones y en conducciones. Ese futbolista que enamoró a Ancelotti en su primera vez en el Real Madrid y que el domingo tendrá enfrente. Su moto convertida en esa cuña con la que Simeone sólo busca una cosa: que el pasillo que no se hará antes no sea durante, en el partido. La Champions que viene es más que un título para los rojiblancos. El futuro igual que el presente. Con todos, con todo.

Griezmann, Carvajal y un pisotón que ha secado al francés

El pasado 12 de diciembre, el Atlético salió del Santiago Bernabéu con la sensación de haberse dejado las pocas opciones que aún tenía de pelear LaLiga y con un Griezmann que afrontaba un camino a la enfermería hasta entonces desconocido para él en toda su etapa como rojiblanco.

El francés había sido la apuesta de Simeone junto a Cunha en el frente de ataque, pero un pisotón durísimo de Carvajal con un consiguiente golpe en el muslo le obligó a abandonar el terreno de juego en el descanso. Una acción donde Mateu, que había dejado seguir, no castigó al lateral del conjunto blanco más allá de una advertencia verbal. El Real Madrid se llevó el derbi con superioridad (2-0) y la resonancia a la que se sometió Griezmann el día siguiente detectó una molestia muscular que le obligó a parar de larga duración por primera vez en el Atlético, una situación que no había ocurrido nunca en sus cinco primeras temporadas en el club antes de marcharse al Barcelona (únicamente se perdió un partido por molestias físicas en cinco años: ante el Betis el 10 de diciembre de 2017).

8

Y, cumplida la treintena, Griezmann se tuvo que enfrentar al peor mal de todo futbolista. Semanas de rehabilitación, trabajo para superar los problemas físicos y el contagio de coronavirus cuando veía la luz al final del túnel antes de llevarse un segundo gran chasco. El 6 de enero, el francés se vestía como regalo de Reyes para los jóvenes atléticos en las gradas del Wanda Metropolitano. Entraba tras el descanso contra el Rayo Majadahonda y hacía un golazo para el deleite de la afición colchonera, el octavo de la temporada… antes de sufrir de nuevo ese dolor en el muslo que parece haberse trasladado a su cabeza.

Un martilleo interno, después de una carrera prácticamente sin lesiones y una recaída que le obligó a parar de nuevo durante más de un mes. A mediados de febrero Simeone pudo volver a contar con Griezmann, pero no el Griezmann que todos conocemos. Un jugador que en ocasiones parece timorato para golpear, como si el miedo a recaer muscularmente no se fuese de su cabeza. El francés ha participado en los últimos 13 partidos del equipo, pero está en una sequía hasta entonces también inaudita de rojiblanco. Dos asistencias, la última en Old Trafford el 15 de marzo, son un balance muy pobre para un jugador de su relevancia. Titular en nueve de los diez últimos partidos, Griezmann todavía no ha regresado a su mejor versión desde aquella lesión en el derbi de ida en el Santiago Bernabéu. Una patada que afectó profundamente al delantero.

Escudo/Bandera Atlético

El partido en el Wanda Metropolitano puede ser el mejor escenario para resarcirse, reencontrarse con el gol (el Atlético únicamente ha marcado dos tantos en los ocho últimos derbis contra el Real Madrid) y con unas sensaciones que parecen haberle abandonado desde aquel aciago 12 de diciembre. El ‘8’ pelea ahora por un sitio en el once con el propio Cunha y con Correa. Sin João Félix, nadie ha podido asumir ese papel que había ido ganando el portugués con el paso del curso y que tiene al equipo sin mordiente en ataque. No hay mejor ni más especial cita para que Griezmann empiece a volver a ser el verdadero Griezmann que un derbi. El francés busca una venganza que le ayude a levantar la cabeza. 

Griezmann, Carvajal y un pisotón que ha secado al francés

El pasado 12 de diciembre, el Atlético salió del Santiago Bernabéu con la sensación de haberse dejado las pocas opciones que aún tenía de pelear LaLiga y con un Griezmann que afrontaba un camino a la enfermería hasta entonces desconocido para él en toda su etapa como rojiblanco.

El francés había sido la apuesta de Simeone junto a Cunha en el frente de ataque, pero un pisotón durísimo de Carvajal con un consiguiente golpe en el muslo le obligó a abandonar el terreno de juego en el descanso. Una acción donde Mateu, que había dejado seguir, no castigó al lateral del conjunto blanco más allá de una advertencia verbal. El Real Madrid se llevó el derbi con superioridad (2-0) y la resonancia a la que se sometió Griezmann el día siguiente detectó una molestia muscular que le obligó a parar de larga duración por primera vez en el Atlético, una situación que no había ocurrido nunca en sus cinco primeras temporadas en el club antes de marcharse al Barcelona (únicamente se perdió un partido por molestias físicas en cinco años: ante el Betis el 10 de diciembre de 2017).

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Y, cumplida la treintena, Griezmann se tuvo que enfrentar al peor mal de todo futbolista. Semanas de rehabilitación, trabajo para superar los problemas físicos y el contagio de coronavirus cuando veía la luz al final del túnel antes de llevarse un segundo gran chasco. El 6 de enero, el francés se vestía como regalo de Reyes para los jóvenes atléticos en las gradas del Wanda Metropolitano. Entraba tras el descanso contra el Rayo Majadahonda y hacía un golazo para el deleite de la afición colchonera, el octavo de la temporada… antes de sufrir de nuevo ese dolor en el muslo que parece haberse trasladado a su cabeza.

Un martilleo interno, después de una carrera prácticamente sin lesiones y una recaída que le obligó a parar de nuevo durante más de un mes. A mediados de febrero Simeone pudo volver a contar con Griezmann, pero no el Griezmann que todos conocemos. Un jugador que en ocasiones parece timorato para golpear, como si el miedo a recaer muscularmente no se fuese de su cabeza. El francés ha participado en los últimos 13 partidos del equipo, pero está en una sequía hasta entonces también inaudita de rojiblanco. Dos asistencias, la última en Old Trafford el 15 de marzo, son un balance muy pobre para un jugador de su relevancia. Titular en nueve de los diez últimos partidos, Griezmann todavía no ha regresado a su mejor versión desde aquella lesión en el derbi de ida en el Santiago Bernabéu. Una patada que afectó profundamente al delantero.

Escudo/Bandera Atlético

El partido en el Wanda Metropolitano puede ser el mejor escenario para resarcirse, reencontrarse con el gol (el Atlético únicamente ha marcado dos tantos en los ocho últimos derbis contra el Real Madrid) y con unas sensaciones que parecen haberle abandonado desde aquel aciago 12 de diciembre. El ‘8’ pelea ahora por un sitio en el once con el propio Cunha y con Correa. Sin João Félix, nadie ha podido asumir ese papel que había ido ganando el portugués con el paso del curso y que tiene al equipo sin mordiente en ataque. No hay mejor ni más especial cita para que Griezmann empiece a volver a ser el verdadero Griezmann que un derbi. El francés busca una venganza que le ayude a levantar la cabeza.