Griezmann, Carvajal y un pisotón que ha secado al francés

El pasado 12 de diciembre, el Atlético salió del Santiago Bernabéu con la sensación de haberse dejado las pocas opciones que aún tenía de pelear LaLiga y con un Griezmann que afrontaba un camino a la enfermería hasta entonces desconocido para él en toda su etapa como rojiblanco.

El francés había sido la apuesta de Simeone junto a Cunha en el frente de ataque, pero un pisotón durísimo de Carvajal con un consiguiente golpe en el muslo le obligó a abandonar el terreno de juego en el descanso. Una acción donde Mateu, que había dejado seguir, no castigó al lateral del conjunto blanco más allá de una advertencia verbal. El Real Madrid se llevó el derbi con superioridad (2-0) y la resonancia a la que se sometió Griezmann el día siguiente detectó una molestia muscular que le obligó a parar de larga duración por primera vez en el Atlético, una situación que no había ocurrido nunca en sus cinco primeras temporadas en el club antes de marcharse al Barcelona (únicamente se perdió un partido por molestias físicas en cinco años: ante el Betis el 10 de diciembre de 2017).

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Y, cumplida la treintena, Griezmann se tuvo que enfrentar al peor mal de todo futbolista. Semanas de rehabilitación, trabajo para superar los problemas físicos y el contagio de coronavirus cuando veía la luz al final del túnel antes de llevarse un segundo gran chasco. El 6 de enero, el francés se vestía como regalo de Reyes para los jóvenes atléticos en las gradas del Wanda Metropolitano. Entraba tras el descanso contra el Rayo Majadahonda y hacía un golazo para el deleite de la afición colchonera, el octavo de la temporada… antes de sufrir de nuevo ese dolor en el muslo que parece haberse trasladado a su cabeza.

Un martilleo interno, después de una carrera prácticamente sin lesiones y una recaída que le obligó a parar de nuevo durante más de un mes. A mediados de febrero Simeone pudo volver a contar con Griezmann, pero no el Griezmann que todos conocemos. Un jugador que en ocasiones parece timorato para golpear, como si el miedo a recaer muscularmente no se fuese de su cabeza. El francés ha participado en los últimos 13 partidos del equipo, pero está en una sequía hasta entonces también inaudita de rojiblanco. Dos asistencias, la última en Old Trafford el 15 de marzo, son un balance muy pobre para un jugador de su relevancia. Titular en nueve de los diez últimos partidos, Griezmann todavía no ha regresado a su mejor versión desde aquella lesión en el derbi de ida en el Santiago Bernabéu. Una patada que afectó profundamente al delantero.

Escudo/Bandera Atlético

El partido en el Wanda Metropolitano puede ser el mejor escenario para resarcirse, reencontrarse con el gol (el Atlético únicamente ha marcado dos tantos en los ocho últimos derbis contra el Real Madrid) y con unas sensaciones que parecen haberle abandonado desde aquel aciago 12 de diciembre. El ‘8’ pelea ahora por un sitio en el once con el propio Cunha y con Correa. Sin João Félix, nadie ha podido asumir ese papel que había ido ganando el portugués con el paso del curso y que tiene al equipo sin mordiente en ataque. No hay mejor ni más especial cita para que Griezmann empiece a volver a ser el verdadero Griezmann que un derbi. El francés busca una venganza que le ayude a levantar la cabeza.